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Senén Campos Maceiras

- HISTORIAS DE UN DETECTIVE -

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«Alguien a quien espié llegó a escribir mi nombre en una bala»

 

ALBERTO MAHÍA A Coruña / La Voz 09 de enero de 2012 09:17

Decano de los detectives gallegos, le asombra la cantidad de padres que acuden hoy en día a su despacho para que vigile a sus hijos. No se le oye llegar. Lógico, es el espía más viejo de Galicia. Más coruñés que pasear por los Cantones, Napoleón (A Coruña, 17 de octubre de 1941) jamás desvela su verdadero nombre. Cuenta su amistad con Rocío Jurado, y relata sus encuentros con el Rey, su padre y su hijo con la misma naturalidad del que cuenta que se cruzó con un churrero. Este chaval de 71 años es un gigante de metro setenta. Cuesta imaginárselo dormido. Es menudo, pero fibroso y con los excesos de la noche adheridos al rostro. Esa mala cara tan interesante se la ha fabricado Napoleón quemándose las pestañas de tanto vigilar agazapado en un coche o detrás de una farola.
-Tiene usted una profesión de película...
-Es apasionante, pero no divertida. Te encuentras con familias hundidas, con desgraciados. No es nada agradable inmiscuirse en la vida íntima de una persona.
-¿Cómo ha de ser un espía?
-Discreto. Y pícaro.
-¿A quién es más difícil seguir, al hombre o la mujer?
-A las mujeres. Son más discretas. El hombre es más caradura.
-¿De qué vive un detective?
-De asuntos laborales, principalmente. Aún recuerdo aquel que se movía en silla de ruedas y tras seguirlo me lo encontré haciendo surf en Barrañán. También trabajo mucho contra el espionaje industrial. Y cada vez me sorprende más la cantidad de padres que me piden que vigile a sus hijos.
-¿Y esposas celosas?
-Hay muchas. Recuerdo a alguna que quería fotos de la amante de su marido y se encontró con el retrato de un hombre.
-¿Le ofrecieron palizas por ello?
-No. Me ofrecieron pegarme un tiro. Un tipo una vez me dijo que había escrito mi nombre en una bala y juró que un día acabaría en mi cuerpo.
-¿Cómo se mueve un espía en una ciudad en la que lo conoce todo el mundo?
-Jamás me descubrieron. Cuando no trabajo sí. Recuerdo que en una ocasión entré en un bar a tomar café, uno de esos donde se reunían muchos coruñeses con sus amantes. Cuando entré se hizo un silencio sepulcral. Todos creían que los estaba espiando.
-¿Cuánto cuesta contratarlo?
-No soy barato. No obstante, la profesión está mal pagada. 45 euros la hora de investigación no es dinero.

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/coruna/2012/01/09/alguien-espie-llego-escribir-nombre-bala/0003_201201H9C8991.htm

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SENÉN CAMPOS MACEIRAS

A ESTRADA - 09/01/2.012

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