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Senén Campos Maceiras

- EL DESCREDITO DE LOS POLÍTICOS EN ESPAÑA -

 

SUCEDE AQUÍ EN ESPAÑA Y EN OTROS MUCHOS PAÍSES, Y MIENTRAS NO HAYA LEYES QUE PIDAN RESPONSABILIDADES A QUIENES GOBIERNAN, SEGUIRÁ SUCEDIENDO, Y LOS CIUDADANOS LOS SEGUIREMOS PADECIENDO...

El descrédito de los políticos

            El PP, en vez de presentar alternativas a la inexistente política económica de Rodríguez Zapatero, se dedica a encubrir la corrupción entre sus filas. El PSOE, en vez de afrontar con imaginación el desastre social al que nos encaminamos, emplea todos sus esfuerzos en linchar a Mariano Rajoy y sus adláteres.

           Los partidos nacionalistas, beneficiarios de tanto dislate, permanecen agazapados, erosionando cada día un poco más la convivencia común. Los sindicatos, ocupados en mantener sus privilegios, observan impávidos la masiva destrucción de empleo mientras que la patronal, por su parte, limita a una mayor flexibilidad laboral toda la posible panoplia de medidas anticrisis.

           ¿Puede haber mayor despropósito ante el pavoroso fin de año que se avecina?

           Que nadie se engañe: de aquí a unos meses, el paro remontará a ritmo creciente, el PIB no levantará cabeza, los números rojos del Estado serán insostenibles y un disparatado endeudamiento público sucederá a los impagos del sector privado. Todo eso, además, con una gripe A de costosos efectos impredecibles.

           No pretendo ser alarmista, pero ante semejante panorama los grandes partidos sólo se dedican a insultarse uno a otro, buscando la yugular del contrario en vez de la solución de los problemas de todos.

           Pues ya ven: lo paradójico no es eso; lo más preocupante del caso es que, pese al creciente descrédito de nuestros políticos, incomprensiblemente aún los seguimos votando.

 

Mafiosos con impunidad

            “La Mafia es un problema de España”, dijo hace unos meses Roberto Saviano, autor del libro Gomorra, “y utiliza al país como base de apoyo". Ahora acaba de ser la magistrada Stefania Castaldi la que ha dicho: “Los jefes de la Camorra eligen España porque se sienten seguros”.

           Y tanto. Sucesivos errores judiciales han permitido, por ejemplo, que cuatro narcos apresados con 500 kilos de cocaína quedasen en libertad al transcurrir el periodo de previsión preventiva. Le pasó también al juez Baltasar Garzón con los turcos Eren y Vasdar por un error de fechas. Peor fue lo de El Negro Santamaría, con petición de 60 años de cárcel y puesto en libertad provisional por depresión, a quien no se le ha vuelto a ver el pelo desde entonces.

           Meteduras de pata de este tipo —o algo aun peor— han beneficiado desde etarras a implicados en el 11-M y desde mafiosos a delincuentes comunes, como el presunto asesino de la niña Mari Luz Cortés.

           No es de extrañar, entonces, que España, país con el mayor consumo de cocaína de Europa, sea la puerta de entrada de la droga al continente. Aquí, según el director general de la Policía, operan 700 grupos de delincuencia organizada y sólo un 15% compuesto por españoles.

           Con los tribunales colapsados por absurdas querellas de políticos, demandas imposibles por guerras en el quinto pino y falta de medios procesales, los mafiosos parecen disfrutar entre nosotros de una placentera sensación de impunidad.

 

"Clientes" satisfechos con las cárceles

           Los delincuentes catalanes podrán evaluar el trato recibido por la policía: "¿Quiere denunciar a la persona que le ha detenido?”, es una de las preguntas del formulario.

           Claro que, a diferencia de los usuarios de hoteles y restaurantes, estos otros clientes ni son de pago ni lo hacen por propia voluntad, así que ya me dirán cómo pondrán a los mossos d’Esquadra: como unos auténticos pingos.

           No está nada mal, por supuesto, que respetemos los derechos de todo quisque. Pero me temo que aquí hemos utilizado el método de los vasos comunicantes, es decir, otorgar muchas veces derechos a unas personas a costa de otras.

           Así, por consiguiente, hemos ampliado los derechos de los niños, pero dejando inermes a sus padres; reconocemos los derechos de los enfermos, pero se los quitamos al personal sanitario que los atiende; aumentamos los de los alumnos, pero reducimos los de sus profesores.

           En el caso de los delincuentes, empieza a resultar más rentable ser criminal que policía. A la primera de cambio, los agentes del orden son sospechosos de haber aplicado malos tratos —¿recuerdan la muerte de aquel detenido en el cuartel de la Guardia Civil de Roquetas?—, mientras que muchos delincuentes quedan libres por una tardía o pusilánime intervención policial.

           Como me decía un marroquí detenido en los ya lejanos tiempos de Franco, “prefiero una cárcel española a un hotel en mi país”. Y eso que aún no conocía lo que está pasando ahora.

 

http://www.articuloz.com/politica-articulos/el-descredito-de-los-politicos-y-otros-articulos-1129658.html 

 

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SENÉN CAMPOS MACEIRAS

A ESTRADA - 27/04/2.011

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