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Senén Campos Maceiras

- O TRASNO DO TEMPO - (El Duende del Tiempo) CAPÍTULO QUINTO (Primera parte)

- O TRASNO DO TEMPO - (El Duende del Tiempo)  CAPÍTULO QUINTO (Primera parte)

CAPÍTULO QUINTO  ( PRIMERA PARTE )

 

  Hoy es domingo, parece que el día promete, que no tendremos que andar con el incómodo paraguas; yo esperando que llegue la hora de misa, para reunirme con los amigos. Mi abuelo anda paseando arriba en su  habitación de un lado para otro, porque abajo en la cocina se oyen sus paseos, me parece que se trae algo entre  manos...  ¡ a saber que !.

  - ¡ Ramiriño !.  ¡ Ehhh... Ramiriño !.

  - Que pasa abuelo... ¡ Que quieres !.

  - Dile a tu madre que hoy no vas a misa, que te vienes conmigo, que vamos a dar un paseo, que te quiero enseñar algo...

  - Bueno yo se lo digo, pero no se si me dará permiso abuelo.

Mi madre ya debía de saber que algo preparaba su suegro, porque no se extrañó de la petición, y me dijo que si  (que remedio), pero también me hizo saber que no todos los futuros domingos iba a faltar a misa. Le mostré mi acuerdo (también que remedio), y me puse a disposición del mas viejo de la casa.

  - Bueno rapaz. Vamos allá, nos sentaremos en el campo que hoy hace buen día, y charlaremos tu y yo, de lo que nos interesa... ¡ La historia de esta familia !.

Sin dejarme decir nada, comenzó con rapidez a contarme lo que tanto me había prometido, noté que del bolsillo interior de su viejo chaleco sacaba una libreta o un bloc o algo así, porque la verdad era tan antiguo, que igual si lo ponía a la venta algún coleccionista le pagaría muy bien por él, como decía precisamente el abuelo unas buenas   “perras”. De repente y sin pausa comenzó, interrumpiendo mis silenciosos  pensamientos.

  - Bueno pues recuerdas que  Fariñas  era todo un personaje entonces en la época que lo tocó vivir, según cuenta su hijo  Brandán. Resulta que en aquellos años hacía más sol en verano y más frío en invierno que ahora, el tiempo era más predecible... pero también mucho más duro; bueno pues sucedió que después de un verano bastante caluroso, vino un invierno infernal, parece ser que mucha gente murió de frío, de desnutrición también, y de más calamidades en parte causadas por ese mal tiempo; también los animales atacaron más la aldea que nunca, a pesar de estar bien defendida, con las empalizadas o algo así que en aquellos tiempos preparaban a tal fin, algo parecido a lo que hacen hoy en día en África, para defender los rebaños de cabras y vacas de los leones y leopardos sobre todo. Lo dicho que a aquellos malos tiempos, se sumaron estas puntuales circunstancias, y los vecinos de Fariñas y el mismo, sabiendo que  O Demo...  ¿ Recuerdas quien era  O Demo, verdad ?.

  - Siiiii...  El cabrón del recaudador....  ¡ No !.

  - Ese mismo... ese mismo.  Pues pensando en su próxima visita aquellas pobres gentes, y que no tenían nada para darle, tuvieron que decidir como salir del paso, si morir de hambre al entregar lo poco que tenían a aquel miserable, si morir a palos por no hacerlo, o si inventar alguna estratagema... peligrosa si, pero que les salvase de la tragedia. Te aclaro que algo si que tenían, pero escondido y a buen recaudo.

  - ¡ Como... como !. Como es eso de que bien escondido lo tenían.

  - Te lo explico, pero no me interrumpas más, que sinó no llegaremos al final nunca.

Me dijo el abuelo, un tanto enfada por haberlo detenido en la carrera que llevaba con el relato.

  - Pues mira, desde hacía tiempo en la cima de uno de aquellos montes, había una cueva  “A Cova” , que resulta que no era más que una osera....

  - No me expliques nada abuelo, que se lo que es...  -le apunté con esmero-.

  - Pues sigo...  en una incursión a la aldea, de la osa que la usaba como su lugar de hibernación, consiguieron matarla  (en defensa propia... digamos), después de que ella se llevara a dos aldeanos por delante,  e hiriese de gravedad a otros cuatro, poco después descubrieron que tenia dos pequeños oseznos, a uno lo capturaron sin problemas, pero el otro se les escapó, y cuando lo persiguieron fue cuando descubrieron  A Cova, que desde entonces les sirvió de almacén secreto, y de muchas otras cosas que algún día te diré; estaba escondida porque para llegar a ella había que limpiar un abrupto camino que iba bordeando la cima, y que ellos tenían siempre cubierto de maleza, que mirada desde lejos parecía real y viva, y la entrada a A Cova, también estaba bien disimulada, por lo que ninguno que no la conociese la descubriría. Y antes de que me preguntes de nuevo, los oseznos uno murió  (justo el que les escapó) quizás por empacho o por no sentarle bien la alimentación que le daban, el otro consiguió sobrevivir, convirtiéndose en una especia de mascota para los aldeanos, pero se lo llevó el recaudador en la visita siguiente, para regalárselo a su vez a su señor, o eso les dijo entonces, dejándoles unos cepos para que capturaran otros, pero ellos nunca los usaron, porque tenían métodos menos dolorosos si querían hacerse con alguno vivo; pero decidieron que mejor dejarlos libres que regalarselos a ese tan nombrado señor. 

  - Coño con el recaudador... le servía todo...  ¡ La madre que lo pa..ó !

  - Vale... vale...  Te he entendido... jajaja. Bueno pues como te iba diciendo, algo tenían que hacer para librarse de las palizas, o de la muerte por escasez, y  Fariñas recordó lo de la planta aquella, la  “adurmideira”, la misma que los animales comían cuando se sentían mal, y que les aliviaba el sufrimiento; pero claro para llevar a cabo su siniestro plan usando la planta, tenían que probarla con personas, y estas no iban a comerla así sin más, por lo que convocó una reunión, y explicó lo que tenía en mente... muchos de sus vecinos se echaron a reir, pero otros después de pensárselo mejor se unieron a él con entusiasmo, después de todo había que dar un escarmiento a aquella comitiva de  O Demo de una vez por todas. Hervirían la hierva y así en una sola aplicación  (agua más hierba unidas ya)  podrían investigar si el efecto final  era el mismo que en los animales que primero la comían, y que después corrían a beber a toda prisa; pero el problema era quién la iba a tomar de entre todos ellos, porque seguro que nadie querría ser  “el conejillo de indias”  como diríamos ahora, viendo que nadie quería efectivamente, se ofreció él mismo, pero muchos de sus compañeros se negaron de forma rotunda a que lo hiciese, porque era evidente que si a él le pasaba algo, no habría quien llevase a cabo el plan, como lo tenia previsto nuestro hombre, así que como voluntarios no había, pues había que escoger a uno, y una vez más el ingenio de Fariñas salió a relucir, tendría que ser  “O Mantecas”, que era uno de esos hombres que esta, pero como si no estuviera,  porque casi nunca hace nada, solo se deja llevar porque aun no siendo del todo tonto... unos gramitos  (como quien dice), si que tiene de tonto. Fue  Fariñas quien metió en una calabaza que usaban de lechera, unos palitos de los cuales una sería más largo que los demás, y lo hizo de forma que precisamente el más largo quedase clavado verticalmente y los otros simplemente depositados descansando en el fondo de aquel envase rústico  (pero moderno para la época de la que hablamos), Fariñas sabía que O Mantecas sería el primero en acudir a meter la mano, y que sin duda elegiría el primer palito que tropezase con su mano... dicho y hecho, así sucedió. Preparada la pócima aquella con una cantidad de hojas más o menos predeterminada y dejada enfriar un poco después,  O Mantecas (a contra gusto claro), tomó una poca, pero como no debía de saberle mal, porque le habían añadido  ( a propósito)  un poco de grasa de jabalí, que por eso a este hombre le llamaban O Mantecas, por la afición que tenía a comerse la grasa de los animales que cazaban, pues repitió con otra ración y tragó con más ánimo todavía; pasada media hora empezó a dar vueltas con los ojos un poco desorbitados y más en blanco que de otro color, y como borracho perdido, buscaba en donde beber más agua con ansia inusitada, y de repente se derrumbó, pero se volvió a levantar para buscar de nuevo en donde poder beber, y así un tiempo hasta que en una braña cercana se derrumbó por fin, formando con aquél suelo húmedo un triangulo con la cabeza medio sumergida en el fango, y con el culo levantado en todo lo alto, sus compañeros corrieron a quitarlo de tal posición porque emergían burbujas junto a su cabeza, como si en vez de respirar, estuviese jugando a extender en el aire  “ pompas de jabón”. Tardó toda aquella tarde, toda la noche siguiente, y la mitad de la mañana del otro día, en recobrarse del soponcio que el brebaje le provocó; al despertar comunicó que había soñado que lo perseguía todo tipo de animales, que veía por veces estrellas girando alrededor de su cabeza, y que también había visto bellas mujeres desnudas, pero que cuando se acercaba a ellas, desaparecían de repente, y que ahora se sentía muy bien, que estaba muy contento, y que no le dolía nada, por lo que pidió que le dejasen beber un poco más de aquello; pero no le dieron más, y derramaron lo que quedaba que no era mucho ya.

  - ¿ Y adonde nos lleva todo esto abuelo ?.

  - Que impaciente eres Miro.  -Que así me llamaban también los amigos a veces-. 

  - Pues el asunto nos lleva a detener al recaudador como tu lo llamas, y a toda la comitiva de sus secuaces, puesto que sabían que llegarían una vez se pudiese transitar por los caminos, y que lo harían más bien pronto que tarde, porque la escasez lo era para todos, y más para los señores que estaban acostumbrados a la abundancia; y como detenerlos, ahhh...  pues ahora te diré. Prepárate porque de una novela de intriga a lo que te voy a contar, no hay mucha diferencia pienso yo, pero con el interés que supone que lo que te voy a relatar sucedió, y las novelas... novelas son, siempre mentiras, entretenidas eso si, pero mentiras...

El abuelo iba a proseguir con lo más interesante, pero de repente se oyeron campanas, y no sonaban como siempre, avisaban de que había muerto alguien, y las tocaban con mucha más energía que de costumbre. Mi abuelo y yo nos miramos, y no supimos que decirnos, pues nadie había enfermo entonces que supiéramos en la aldea, ni teníamos noticias de ningún accidente o algo así; nos pusimos sin más demora en camino hacia nuestra casa, y de común acuerdo interrumpimos el relato.... Eso si, el ansioso por seguir, y yo más ansioso todavía por escucharlo. Para mí que se ponía interesante la cosa... jajaja.

 

Nucho de Terceiro – 12 de junio de 2.008.

 

Sigue...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 comentario

Marijose (Arcoiris) -

Lo primero es pedirte disculpas por no haber podido leer el relato hasta ahora... Pero me ha gustado tanto que me lo he leido todo de un tirón, ya estoy yo tan intrigada como el chico... jejeje. Sigue asi, la historia es fantastica y tú manera de relatarla amena y sencilla, me ha encantado.
Muchas gracias por compartirla con todos nosotros.
Besos
Arcoiris