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Senén Campos Maceiras

- LOS ABERRANTES Y MALVADOS COMPORTAMIENTOS DE LOS HUMANOS HACIA SUS SEMEJANTES QUE NO CESAN POR EL MUNDO -

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Perú: Trata de personas en tierra de nadie

 

Publicado el : 11 de mayo 2012 - 10:40 de la mañana | Por Carlos Cornejo

La selvática región peruana de Madre de Dios, fronteriza con Brasil, donde la ley parece no existir, registra un índice de trata de personas que es inaceptable por su volumen de violaciones de derechos.

Madre de Dios, región ubicada en la selva peruana cercana a la frontera con Brasil, no sólo es una de las zonas más pobres del país, sino que también concentra dos actividades económicas ilegales: la extracción del oro en zonas no permitidas por el Estado, y la de madera, igualmente sin autorización. El impacto de estas actividades no sólo se siente en el medio ambiente de la región, sino que también se manifiesta en un problema social invisible para la mayoría de peruanos: la trata de personas. La trata de personas, considerada como una de las formas modernas de esclavitud, se puede definir como el comportamiento vinculado con un proceso de captación, movilidad o establecimiento de una persona cuya capacidad de autodeterminación se vicia, o cuya libertad se impide mediante algún medio, con miras a su explotación sexual o laboral.

Explotación sexual

De acuerdo con cifras del Sistema de Registro y Estadística del Delito de Trata de Personas y Afines (RETA), manejado por la Policía Nacional, así como del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, la región de Madre de Dios es uno de los destinos principales de las víctimas de este delito con fines de explotación sexual. Según diversos estudios realizados por organizaciones dedicadas a hacer visible este tema, como Capital Humano y Social Alternativo y la Organización Internacional para las Migraciones, las víctimas son captadas bajo distintas modalidades, en especial las promesas de trabajo falso hechas a adolescentes y mujeres jóvenes que necesitan mejorar sus ingresos familiares o personales. Por lo general, esta modalidad es acompañada del pago anticipado de gastos de transporte, alojamiento y alimentación, por parte del tratante, deuda que es asumida por la víctima, quien no sólo es explotada para pagar la deuda, sino que obtiene escasos recursos para el mantenimiento de sus familias.

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A diferencia de otros países del mundo, la trata de personas en Perú no se lleva a cabo a través de grandes organizaciones criminales. Como lo señala una reciente investigación del antropólogo Jaris Mujica, la mayoría de víctimas de este delito en la selva peruana es captada por familiares o amigos, con miras a generar los ingresos estrictamente necesarios para su subsistencia. Esta captación a través de “padrinos” o “madrinas”, así como la modalidad de enganche laboral, hace que la actividad se pueda camuflar como una forma de trabajo más.

Recientemente, INFOS, unidad de investigación del Instituto Prensa y Sociedad, recogió testimonios de varias chicas que se encuentran trabajando en improvisados y rústicos restaurantes y bares montados en las cercanías de los campamentos mineros informales de Madre de Dios. En condiciones bastante precarias, las jóvenes víctimas captadas trabajan como meseras y ejercen la prostitución, y se les arrebata sus documentos hasta que cumplan con el contrato suscrito que las obliga a pagar la deuda contraída para su traslado desde los departamentos de Puno y Cusco.

Campamentos mineros

Esta semana, Capital Humano y Social Alternativo presentó el informe ‘La Trata de Personas en Madre de Dios’. Según las cifras mencionadas por el estudio sobre el fenómeno en la región, aproximadamente 4.500 mujeres son explotadas sexualmente en los restaurantes y bares cercanos a los campamentos mineros ilegales. De ellas, el 78% es menor de edad y el 52% proviene de la región de Cusco. En el informe se revela además que las tratantes suelen ser mujeres de entre 30 y 40 años de edad, y que los varones son captados con fines de explotación laboral. Otro problema reflejado en el documento es la poca previsión que sobre este tema tienen las instituciones encargadas de velar por los derechos de los menores de edad desde el Estado. El INABIF, responsable de las políticas sobre niños y adolescentes abandonados, no cuenta con un refugio para alojar a las víctimas menores de edad que logran escapar del círculo de la trata de personas, y el único alojamiento disponible es sostenido por una organización no gubernamental.

Insuficiente protección estatal

Si bien es cierto que los operativos policiales para combatir este flagelo se han intensificado en todo el país y que los jueces y fiscales encargados de investigar y procesar adecuadamente este tipo de prácticas son capacitados por entidades académicas y no gubernamentales, el Estado peruano aún no destina los recursos suficientes para implementar el Plan Nacional de Acción para la Trata de Personas, el cual sólo contará con recursos suficientes el próximo año. Asimismo, son pocos los casos que se judicializan, y resulta insuficiente la protección a las víctimas en la investigación de este tipo de delitos. Se trata, entonces, de un obstáculo que deberá enfrentar pronto el Gobierno de Ollanta Humala, que si bien está emprendiendo acciones contra la minería ilegal, aún no contempla en su estrategia en forma integral la incorporación del tratamiento de los efectos sociales de la trata de personas, ni la generación de mercados para actividades alternativas a una práctica que genera una serie de efectos negativos para Madre de Dios y para el país en general.

http://www.rnw.nl/espanol/article/per%C3%BA-trata-de-personas-en-tierra-de-nadie

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SENÉN CAMPOS MACEIRAS

A ESTRADA - 11/05/2.012

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