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Senén Campos Maceiras

- O TRASNO DO TEMPO - ( El Duende del Tiempo)

- O TRASNO DO TEMPO - ( El Duende del Tiempo)

- O TRASNO DO TEMPO -  (El Duende del tiempo)

 

CAPITULO PRIMERO

No se si todo lo que os voy a contar habrá sucedido o no, ni lo afirmo ni lo niego, sinó todo lo contrario. Lo cierto es que la historia de mi familia, desde no se cuento tiempo hace, es un tanto particular y diferente a la de las demás familias, en el sentido de que un ya famosa antepasado, tuvo la idea de que se iría transmitiendo de generación en generación toda esa historia, y parece que todos sus descendientes han ido cumpliendo con ese cometido, como si   "O Fariñas"  -El Harinas- ,  que así parece ser era llamado entonces este ilustre familiar, estuviese tutelando su mandato a través de los tiempos. Lo cierto es que yo no tenía que ser el siguiente en la lista, pero mi abuelo Benito nunca tuvo éxito con mi padre, para que se tomase un tiempo para escucharlo, y es que mi padre siempre ha dicho que esas cosas eran tonterías, que ya tiempos iban siendo de cambiar, y que solo le interesaba el presente y el futuro, que el pasado no era ni una cosa ni la otra, así que los muertos muertos estaban, y que no había porque hablar tanto de ellos. De esta manera mi abuelo consideró que el tenía que cumplir con la tradición y entregar sus secretos a otro destinatario, y que mas daba saltarse un paso más o menos, si al final yo tendría que saberlo como componente que era de esta singular familia.

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Era un día de diciembre frío, de color plomizo, con las nubes bajas que más que venir a visitarnos venían a molestarnos, pues su manto a la altura de nuestros cuerpos enfriaba tanto que no dejaba vivir, solo se podía estar cerca de algún fuego, o en posición horizontal y con muchas mantas por encima; pero era de mañana, faltaban unas pocas horas para que el reloj del señor José de Souto marcara las doce del medio día, porque el reloj del señor José iba por la hora del sol, y no lo cambiaba nunca, él decía que eso de cambiar la hora era cosa de políticos, y que de políticos no quería saber; pues como decía era de mañana, y mi abuelo tenía el fuego preparado para llamarme a que le hiciese compañía, no me sentía muy cómodo allí, porque el espacio era pequeño, la chimenea a causa de la humedad no funcionaba bien, y mi abuelo para que el calor fuese mayor, y por supuesto para ahorrar leña, acostumbraba a cerrar la puerta, y así siempre había un poco de humo en aquél pequeño espacio  -tipo lareira gallega-  separado de la casa principal; pero mi abuelo insistió y no me podía negar, puesto que era la manera de que cuando lo necesitara también me arrimase alguna "propinilla"  para mis pequeños vicios.

  - Mira neno (niño)   -así me llamaba casi siempre mi abuelo- .  Hace mucho tiempo... mucho mucho, que uno de nuestros antepasados llamado Fariñas, empezó con esta tradición que yo te voy a transmitir a ti, y tienes que prometerme que tu harás lo mismo con los que vengan, si son hijos tuyos mejor, y sinó pues tendrás que buscar con quién seguir, pero eso si que sea de la familia, y que sea de confianza.  -Me repitió más de una vez-.

  - Pero abuelo, por lo que dices tendría que ser papa el que escuchase esto que me quieres contar, y después ya me lo contaría él a mi.

  - Tendría que ser así, pero no va a poder ser, porque si me sigo pasando el tiempo, intentando convencer a tu padre de que me escuche, seguro que me moriré antes de haberlo conseguido. Ya sabes como es tu padre.

  - Pues entonces cuéntaselo a mi madre.  -Añadí sin mucho confianza-.

  - ¡ Pero bueno Ramiriño (Ramirito) !, ¡ tu que dices !, tu madre no es de la familia.

  - Vaya !, yo pensaba que si.

  - Pues no...  -dijo un poco enfadado-.  No lo es para estas cosas.

  - Bueno pues vale, te escucho entonces abuelo, tu dirás...

Nucho de Terceiro - 23 de mayo de 2.008

Sigue...

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CAPITULO SEGUNDO

  - Bueno Ramiriño,  pues como te decía... hace mucho muchísimo tiempo, quizás entre el 1.300 y el 1.400 vivía el padre de O Fariñas, y de él cuenta su hijo, que a su padre le llamaban  "O Negro"  -El Negro- , porque estaba muy moreno de estar siempre cerca del  monte desbrozando tierras para poderlas cultivar. Parece ser que en aquél entonces vivían en gran parte de la agricultura, y que parte de lo que obtenían tenían que dárselo a una especie de recaudador, que cada año más o menos los visitaba de parte del señor que mandaba en aquellas tierras. Era como un impuesto de hoy en día más o menos. Y si solo les llegaba una vez al año era porque no había caminos, incluso a menudo tenían que abrirlos los propios viajeros.

  - Pero pobres gentes entonces, si trabajaban para el señor...  ¡ que les quedaba a ellos !.  - Añadí interrumpiendo a mi abuelo-.

  - Pues poca cosa según tengo entendido, pero así se vivía entonces. Eran tiempos de mucha hambre, pero sobrevivían, eso si... creo que pocos.

  -Y... si se negaban a darles lo que el otro les pedía,  ¿ que les pasaba entonces?.

  - Pues tengo entendido que los enterraban vivos con la cabeza fuera, para que se murieran poco a poco con suerte, o los comiesen los lobos desenterrándolos cuando ya estaban moribundos; no los enterraban a todos claro, sino a algunos para asustar a los demás, y que así trabajasen para poder contribuir en la próxima visita. De ahí los dichos esos de... "Te voy a echar a los lobos"  o  "Te voy a enterrar vivo"  o  "Te van a comer los lobos". Ya puedes entender ahora el porqué del odio al lobo por parte del hombre en estas tierras, pero claro, el lobo no tiene toda la culpa, el animal cuando tenía hambre tampoco miraba mucho lo que comía, solo buscaba y si encontraba, pues ala... ¡ Buen provecho !. Sabes Neno, que entonces estas gentes se comían sobre todo los gatos, y con frecuencia también los perros, y cuando el hambre apretaba de verdad... pero de verdad, entonces se comían lo que aquí no quiero decirte, porque igual no lo comprendes y te enfadas y no quieres oír más.

  -  ¿ Pues que comían abuelo ?.  ¡ Dime.. dime !. Que no me enfado... ¡ Palabra !.

  - Mira Ramiriño, ahora que hay el Internet ese, tienes la oportunidad de mirarlo tu mismo. Hace tiempo que leí, que un santo, llamado San Vicente Ferrer uno de los milagros que cuentan que hizo, fue muy comentado de boca en boca a través de los siglos, porque la historia religiosa no lo refleja con mucha frecuencia, o más bien simplemente lo oculta, ya que no conviene saber el porque de ese milagro. Bueno pues tu mismo lo miras, creo si mal no recuerdo sucedió en un lugar llamado Morella  (o algo así),  en Castellón.

  -  ¡ Pero porque no me lo explicas tu !.  Que tiene eso de tan extraño para que no quieran que lo sepamos todos. A los de la Iglesia les encanta hablar de milagros y más milagros..., porque no van a querer que se sepa este.

  - Pues cuando te enteres como y porque sucedió lo que se cuenta, sabrás porque no quieren darle mucha publicidad, tus amigos los curas.

  - ¡ Eh... !... ¡ Eh... !. De amigos míos nada.  Más o menos como tuyos. Y por supuesto que miraré, en cuento pueda, iré al pueblo y lo haré.

  - Sabes que este antepasado nuestro, el padre del que te dije que llamaban  “O Fariñas”, fue un innovador en su época, en el sentido de que siempre encontraba la forma de mejorar las cosas, no solo para él sino para los que eran entonces sus vecinos. Te cuento... a veces el recaudador no venía precisamente a pedir impuestos, venía a buscar niñas e incluso niños también, las niñas se las llevaba... decía que para mejorar, para servir a su señor, para lo que le aprenderían modales y las alimentarían bien, y las convertirían en mujeres educadas y cultas; bueno pues noticias que llegaron a la aldea en una ocasión al menos, decían que no era del todo así, ya que en realidad si las niñas eran lo suficientemente bonitas, servirían si al señor pero como sus cortesanas  -una especia de concubinas o queridas encubiertas- ;  pero si no tenían su aprobación, entonces eran entregadas a cualquiera que según el señor las mereciese, o que pagase bien por ellas.

     - Vaya vaya...  ¡ Y los niños para que se los llevaba, aquél miserable !.

  - Pues a veces para venderlos por el camino a quien se los comprase, y a veces llegaban al castillo y allí se les enseñaba a ser buenos lacayos que hacían casi cualquier trabajo que le se le encomendase; eran muy demandados para cuidar en las cuadras a los animales, en especial caballos, también tenían otras encomiendas de las que mejor es que no sepas. Igual si vivo dentro de unos años te diré otras cosas, que por prisa no te cuento hoy, y que tampoco son muy agradable; pero como te digo, ya te lo contaré.

  - ¡ Y porque se llegó a saber todo eso !. No sería normal traicionar al recaudador o a cualquier otro que tuviera poder entonces, ya que según me dices, el que lo hiciese serviría de comida para los lobos.    

  - Pues si tienes razón, pero en una ocasión el recaudador, o uno de los hombres de su comitiva, dio una gran paliza a un hombre joven que traían con ellos, y lo dejaron abandonado cerca de la aldea más muerto que vivo, pensando que se iba a morir de todas formas; seguro que procedieron así porque no disponían de tiempo para enterrarlo vivo como era tradición, y lo dejaron a su suerte sin más. Los aldeanos que no eran insensibles a pesar de los tiempos que corrían, lo encontraron antes que los lobos y los jabalís, que también había entonces, y consiguieron con muchos cuidados revivirlo, y él en agradecimiento juró que los ayudaría, que solo tenían que pedirle lo que quisieran, y nuestro antepasado consideró que el conocer al enemigo podía ayudarles mucho, por lo que le pedió que les contase todo lo que sabía sobre las costumbres de los señores que casi lo habían matado a golpes, resultando así sus consejos muy útiles a toda aquella gente.

  - Perdona abuelo, pero te recuerdo que me ibas a hablar del padre del tal  “Fariñas”,  de cómo se las arreglaba para vivir mejor él y los demás, en aquellos terribles tiempos.

  - Si... es verdad, perdona chico,  –me dijo rascándose la cabeza con pereza- .  “O Negro” que ya te he dicho que así le llamaban, era uno de estos... digamos  “mañosos”, él siempre estaba parece ser discurriendo como salir de los apuros que aquella vida les daba. Una de las soluciones que buscó precisamente al problema de llevarse el recaudador a las niñas, fue el de hacer que estas anduviesen lo más sucias y mal olorosas posible, incluso si sabía a tiempo que vendría  "O Demo"  -El Demonio-  que así llamaban al recaudador, prepara con tiempo una mezcla hecha sobre todo de miñocas  -lombrices de tierra-, que una vez llevaban un tiempo muertas, sabido es como debían de oler, y pedía que las chicas se la aplicasen en las ropas, y si aguantaban el mal olor en el cuerpo también, para que al verlas aquél despiadado le oliesen tan mal que ni a ellas se acercase, por creer que tenían una mala enfermedad, y en ocasiones también si sabían en la aldea que venía porque lo divisaban a tiempo, pues las escondían; en cuanto a los chicos, pues poca cosa se podía hacer, como no fuese tambien el esconderlos, ya que si los veía y notaba que estaban medianamente fuertes, pues con olores o sin ellos los mandaba subir sin mas al carro que traía. Este señor antepasado nuestro también parece ser que inventaba artilugios o trampas para defenderse y capturar a los animales, pues pasaba mucho tiempo observándolos y conociendo sus costumbres, y así podía a veces sorprenderlos, incluso se cuenta que los lobos lo respetaban y temían, pues más de una vez se había enfrentado a ellos, y aunque al final resultase maltrecho, siempre había sido él el que causaba más heridas; en fin que aquel buen hombre no perdía el tiempo.

  - Abuelo perdona.... ¡ Te importa que sigamos otro día, que me están llamando !.  Y ya sabes que cuando me llaman, mejor es acudir cuanto antes.

  - Si. Vete pues... ya seguiremos otro día.

  - ¡ Vale !...  viejo  -dije pensando que no me oía- . Pero creo que si me oyó... porque cerró la puerta tras de mi con bastante ruido.

Nucho de Terceiro – 27 de mayo de 2.008

  POSDATA: Pido perdón porque al querer corregir estos dos artículos, se han eliminado sin querer, y he tenido que volver a publicarlos, por lo que la fecha que aparece en el encabezamiento junto al título no es la de su publicación original, y también al suceder esto se han perdido dos comentarios que me hicieron, por lo que pido disculpas a esas dos personas que tuvieron esa gentiliza. Gracias por visitar este rincón de Internet que ya casi lo es de tod@s vosotr@s, y como decimos en Galicia, y utilizando los métodes que aquí se usan... pues  BIKIÑOS MIL.

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1 comentario

Ahmose -

Enhorabuena!
Me ha encantado tu cambio a la prosa, aunque espero que también hagas un apartado en el blog para tu poesía que sabes que nos encanta (sobre todo la más critica).
Me ha extrañado mucho que no sea en gallego, pero como supongo que la mayoría de tus amistades en internet no son gallegas lo comprendo.
Un beso muy fuerte!
Espero con ansia el siguiente capítulo.